• Apr 6, 2025

La Invasión Chilena a Chincha: Destrucción y Resistencia en la Guerra del Pacífico

Nicolás de Piérola
Nicolás de Piérola



La invasión chilena en el valle de Chincha, una ciudad clave en la costa peruana, marcó uno de los episodios más dramáticos y devastadores durante la Guerra del Pacífico. Este conflicto, que se extendió entre 1879 y 1883, tuvo como escenario no solo los campos de batalla, sino también las ciudades, donde los pobladores, comerciantes y hacendados enfrentaron las duras consecuencias de una ocupación despiadada.





Antecedentes de la Invasión





Tras la caída de Arica el 7 de junio de 1880, el ejército chileno consolidó su control sobre el sur de Perú. Con el puerto de Callao bloqueado y sometido a constantes bombardeos, la estrategia chilena apuntó hacia las ciudades y haciendas en la costa norte y centro del país. Bajo las órdenes del general Patricio Lynch, se lanzaron expediciones que causaron graves destrozos en localidades como Huacho, Supe, y Chimbote. La incursión en Chincha, una región agrícola próspera y clave para el comercio, representó un golpe directo a la economía peruana.





La Llegada Chilena a Pisco y el Ataque a Chincha





El 18 de noviembre de 1880, un contingente chileno de 10,000 soldados desembarcó en el puerto de Pisco, apoderándose rápidamente de la ciudad sin encontrar resistencia significativa. Bajo el mando del general Villagrán, las fuerzas chilenas avanzaron hacia Chincha con el objetivo de capturar el puerto de Tambo de Mora, centro neurálgico de exportación e importación. Ante el temor de saqueos, los extranjeros residentes en la zona, principalmente italianos, franceses y españoles, recaudaron 10,000 pesos de oro para negociar con los invasores. La suma fue aceptada y la ocupación se concretó sin resistencia, aunque la población local quedó a merced de los abusos.





Saqueos y Abusos en Chincha





El 22 de noviembre de 1880, los soldados chilenos ingresaron en Chincha Alta, abasteciéndose de víveres, caballos y otros bienes con la ayuda de hacendados que, en busca de proteger sus intereses, colaboraron con los invasores. Esta ocupación desató actos de violencia y saqueos en bodegas y propiedades privadas, principalmente en las zonas de Sunampe y San Pedro de Ñoco, donde los soldados chilenos consumieron el valioso vino y aguardiente de la región, dejando un rastro de devastación.





Resistencia de los Habitantes de Chincha





A pesar de la presencia militar chilena, algunos chinchanos decidieron organizarse para hostilizar a los soldados ebrios que rondaban por sus lares. Entre los líderes de esta resistencia se destacó José Andrés Pachas, conocido como "Picuy", junto a otros combatientes como Domingo Ávalos Castilla y Dominga Melchor. Estos guerrilleros locales se dedicaron a emboscar a los invasores, logrando así hacerles frente de manera valiente, aunque sin suficiente armamento ni organización militar.





La Rebelión de los Trabajadores Asiáticos





Un hecho significativo durante la ocupación chilena fue la insurrección de más de mil trabajadores asiáticos que laboraban en las haciendas de Chincha. Aprovechando la invasión chilena, estos trabajadores, liderados por Quintín Quintana, se rebelaron contra los hacendados, declarándose en guerra contra el "Perú esclavista". Algunos de ellos incluso ofrecieron sus servicios a los invasores como guías y cargadores, una muestra de la tensión social que existía en la región y que la ocupación extranjera ayudó a exponer.





La Trágica Destrucción de Chincha





Con Lima ocupada por el ejército chileno, Don Nicolás de Piérola se retiró a la sierra peruana, estableciéndose en Ayacucho. Desde allí, convocó una asamblea legislativa en la que renunció a su dictadura, aunque fue inmediatamente designado presidente provisorio por la misma asamblea. Sin embargo, ante la ocupación y el desconocimiento chileno a la autoridad de Piérola, surgieron nuevos liderazgos. Un grupo de notables de Lima eligió al doctor Francisco García Calderón como presidente provisional el 22 de febrero de 1881, siendo este ratificado por un congreso extraordinario en Chorrillos con la misión de negociar la paz sin que se cediera territorio peruano.






Asumida su investidura, García Calderón nombró al contralmirante Manuel A. Villavicencio prefecto de Ica. Sin embargo, debido a la resistencia del coronel Pedro Más, quien era prefecto de Ica designado por Pierola. Villavicencio tuvo que instalar su prefectura en Chincha Alta, donde, con el apoyo de comerciantes y hacendados locales, organizó un pequeño destacamento de 40 hombres. 





La situación se agravó cuando el coronel Más, al ver disminuida su influencia en Ica y en venganza por el respaldo de los chinchanos a Villavicencio, organizó una milicia de montoneros bajo el mando de Miguel Aranda. Este grupo avanzó hacia Chincha Alta, amenazando con destruir la ciudad si no se sometía a sus condiciones.






En enero de 1882, los montoneros pierolistas, dirigidos por Miguel Aranda, lanzaron una ofensiva contra Chincha Alta. Exigieron la rendición de la ciudad bajo la amenaza de destruirla en caso contrario. Al no recibir respuesta favorable, el 2 de enero de 1882, atacaron la ciudad, dando inicio a un intenso tiroteo y saqueando las propiedades locales. La ciudad fue convertida en un "dantesco espectáculo", envuelta en el caos, las llamaradas se podían ver desde las áreas de Chincha Baja, Sunampe y sus alrededores.





La falta de servicios de agua y bomberos hizo que el incendio se expandiera rápidamente. Como resultado, muchas familias modestas perdieron sus hogares y seres queridos, incluidos el comerciante italiano Juan de Paoli y el joven José Luis Maurtua, quienes defendieron a la comunidad. Finalmente, la devastación se extendió hasta los alrededores de la ciudad, dejando a Chincha en ruinas.





Consecuencias de la Ocupación Chilena en Chincha





La invasión chilena en Chincha tuvo un profundo impacto tanto económico como social. Los saqueos, la destrucción de propiedades y los abusos sufridos por la población local dejaron cicatrices profundas en la memoria de la región. Además, la colaboración de algunos hacendados y comerciantes con las tropas chilenas evidenció las tensiones y divisiones internas que existían en el país. Chincha se convirtió en un símbolo de la resistencia peruana, marcada por actos de valentía y dolor ante una ocupación devastadora.





La invasión chilena a Chincha representa un capítulo crucial y desgarrador en la historia de la Guerra del Pacífico, donde la violencia y la resistencia local dejaron una huella imborrable en el Perú del siglo XIX.


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